Es una reina de belleza nada superficial. Tiene una inteligencia a prueba de bala y la quiere usar para ayudar a los suyos.
Es la Miss Haití 2010, posiblemente el último país del cual alguien pudiera esperar una reina de belleza. No por falta de mujeres bellas – en Haití si la belleza pagara impuesto, todos los problemas estarían resueltos – sino como en medio del desastre causado por el seísmo del año pasado, todavía tuvieron tiempo para preocuparse en elegir una reina de belleza.
Se trata de Sarodj Bertin, una joven de 24 años que el año pasado aceptó el reto de concursar a Miss Haití, que se realizó por primera vez en 22 años, no para que los demás se enteraran de su belleza sino porque quiere hacer lo máximo que pueda por la recuperación de su tierra, incluyendo la creación de un fondo para la construcción de 3.000 casas.
“Un concurso de belleza es más que una corona”.
“Un concurso de belleza es más que una corona, es ser una vocera de mi pueblo”, afirma Sarodj en un español perfecto y voz suave que inspira tranquilidad y sosiego.
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